

Los indonesios luchan por sus turberas, unos humedales parte de los "pulmones de la Tierra"
Pralensa, un ecologista indonesio, navega entre las turberas del sur de la isla de Sumatra. Pero, teme que estos humedales esenciales que retienen el dióxido de carbono puedan desaparecer pronto.
Su remo remueve una rica materia orgánica en el agua salobre, prueba de la presencia de múltiples capas de materias vegetales que convierten estos humedales en reservas esenciales para la biodiversidad.
Indonesia, que alberga el mayor número de turberas tropicales del mundo, está perdiendo rápidamente estos ecosistemas, que son muy poco conocidos.
Las consecuencias son locales y afectan a sus habitantes y a la fauna, pero también globales: las turberas secas liberan grandes cantidades de dióxido de carbono, lo que contribuye al calentamiento global.
Según un estudio de 2023, solo el 18,4% de las turberas indonesias siguen "intactas", y grandes extensiones han sido sustituidas por plantaciones de palma para el aceite o en silvicultura para la madera.
Pralensa tema que este sea el destino de gran parte de las turberas que rodean su pueblo, Lebung Itam.
Sus habitantes afirman que la empresa de aceite de palma Bintang Harapan Palma (BHP) ya comenzó a excavar canales para drenar las turberas con el fin de plantar árboles.
"Protestamos (...) Les dijimos que era una zona gestionada por la comunidad", explica Pralensa, que, como muchos indonesios, solo tiene un nombre. Pero "afirman que ya tienen derechos sobre esta tierra".
Contactada por AFP, BHP no respondió de inmediato.
Aunque las turberas solo cubren el 3% de la superficie del planeta, almacenan alrededor del 44% de todo el carbono cautivo en el suelo.
También son ecosistemas vitales, que en Indonesia albergan orangutanes en peligro de extinción, así como especies de gran importancia económica, como los peces.
"Desde que nacemos, somos conscientes de esta turbera, la vemos a cada momento, cada día", añade Pralensa, que evoca "un vínculo espiritual" con estas extensiones húmedas.
- Incendios catastróficos -
Las turberas indonesias se transformaron hace mucho tiempo en tierras agrícolas, con graves consecuencias.
Una vez seca, la turba es altamente inflamable y el fuego puede propagarse bajo tierra y reavivarse.
Este fenómeno fue una de las principales causas de los incendios de 2015 en Indonesia, que devastaron una zona equivalente a aproximadamente 4,5 veces la superficie de la isla de Bali.
Según el Banco Mundial, esto tuvo un costo para el país de alrededor de 16.100 millones de dólares, lo que representa aproximadamente el 2% del PIB.
Ante estos incendios, se pidió una moratoria sobre las nuevas concesiones en las turberas. Una normativa prohibió varias actividades de riesgo, en particular la quema y el drenaje de las turberas.
Pero "la débil supervisión y aplicación de la ley permite que continúe la explotación de las turberas", lamenta Wahyu Perdana, responsable de la ONG Pantau Gambut.
Contactado por AFP, el Ministerio de Medio Ambiente de Indonesia no reaccionó de inmediato.
Y siguen produciéndose incendios "casi cada año", cuenta Rohman, un agricultor del pueblo de Bangsal, al oeste de Lebung Itam.
Los habitantes de Bangsal, que antes podían contar con vastas zonas húmedas para alimentar a sus búfalos, ven la proliferación de plantaciones.
Las trampas para peces, así como los pequeños arrozales, proporcionaban unos ingresos complementarios que ahora faltan.
- "Proteger la naturaleza" -
Las infraestructuras que rodean las plantaciones impiden que el agua fluya correctamente, lo que complica el cultivo del arroz. A esto se suman las nubes de humo resultante de las quemas.
"Es difícil hacer cualquier cosa" cuando esta nube se cierne sobre nosotros, confiesa Rohman, con una visibilidad que a veces no supera los pocos metros.
Rohman, de 52 años, es uno de los muchos habitantes que presentaron una denuncia por los incendios.
Sostienen que tres empresas propietarias de plantaciones forestales cercanas a las turberas son responsables legalmente de los impactos sanitarios, económicos y sociales de los incendios.
Presentar esta denuncia no fue una decisión fácil, explica Marda Ellius, maestra en Bangsal, quien afirma que una de las empresas citadas en el caso le ofreció dinero a cambio de que retirara su denuncia.
"Siempre pensé que, desde el principio, actuaba por el medioambiente, en representación de mucha gente", declara. "Decidí seguir adelante".
AFP no pudo contactar con las empresas citadas en la demanda. Por su parte, Asia Pulp & Paper (APP), una de las mayores papeleras de Indonesia, que se abastece de las tres empresas, no respondió.
A principios de mes, un tribunal local desestimó la demanda, alegando que los demandantes no tenían legitimidad para actuar.
El grupo se comprometió a apelar la decisión y los habitantes de Bangsal están presionando al gobierno local para obtener una mejor protección de sus últimas turberas.
"La turba húmeda es como los pulmones de la Tierra", afirma Muhammad Husin, habitante de Bangsal y criador de búfalos. "Debemos proteger la naturaleza, esperando que, si la protegemos, la naturaleza también nos proteja a nosotros".
E.Olsson--StDgbl